Pantano, Iván Rojo, Ed. Sven Jorgensen, 162 págs (edición digital). 1ª edición: Enero, 2014.
Uno de los problemas de las antologías de relatos
es que el lector tiene una vía de escape cada vez que se cierra una historia. Y
en “Pantano”, si no me fallan las cuentas, caben veintinueve relatos. Así que
de primeras, Iván Rojo lo tenía bastante complicado para conseguir dejarme
pegado al asiento.
Sin embargo, nada más empiezas a leer te das
cuenta de que el final de cada historia parece invitar a coger la siguiente. Y
si bien no están relacionadas, visitan espacios comunes. Son distintos
personajes, pero a veces parecen el mismo, un “yo” anónimo con una forma muy
especial de entender la vida y la realidad. Y creo que eso es lo que engancha,
las ganas de explorar ese mundo de extrarradio y alienación a través de los
ojos del escritor.
La mayoría de los personajes de “Pantano” se
encuentran indefensos. Observan impotentes cómo las cosas escapan a su control.
Los mismos elementos se repiten de manera recurrente en varias de las
historias. Las relaciones familiares desestructuradas por las drogas o por la
locura. Humanos destrozados por un accidente fortuito, vidas que cambian para
siempre. Hay relatos con un desarrollo bien marcado. Otros son sólo momentos
que parecen segados de una vida y podados lo justo para hacerlos masticables
por el lector. Eso sí, no hay píldoras edulcoradas ni concesiones al buen
gusto. Historias como “El día en que compramos a Tigre”, “Hermanos de sangre” o
“Atolones” no son fáciles de digerir. Ni tienen por qué serlo.
El estilo es directo, funcional, sin muchas
florituras. No sobra nada. A veces –cuando la historia lo requiere- se vuelve
poético. Me parece muy destacable la forma en la que se construyen los
decorados de relatos como “Ocio nocturno” y sobre todo “Corrosión”, con esa
arena que parece devorarlo todo, lo físico y lo inmaterial. La prosa es
evocadora; sin ser muy descriptiva, ha dibujado imágenes vívidas en mi cabeza.
Considero también que el
trabajo de edición está bastante cuidado. Eso sí, se han colado un par de
erratas (menores), y creo que a casi todos los relatos les habrían beneficiado
unos párrafos más cortos. Todo menudencias porque, en definitiva, me ha
gustado mucho. Y por sólo tres euros (precio de la edición electrónica), casi
me siento mal por haber disfrutado tanto después de pagar tan poco dinero.
Así
que os recomiendo que os paséis por svenbooks y os hagáis con vuestra
copia. Si queréis un ejemplo de su trabajo, no tenéis más que consultar su blog,
que está bien cargado de relatos y de buena poesía.
Hola. Solo decir que muchas, muchas gracias por la reseña. Me alegra que te haya gustado esta muestra de lo que escribo. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias a tí, Iván, porque para mí ha sido un placer leerte. Sigue así.
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