Estoy empezando a preparar un maratón de escritura
para finales de Agosto. La idea es, en apariencia, bastante sencilla: Dos días
dedicados íntegramente a escribir. Aparte de eso comer, dormir y ya está.
Teléfonos apagados, Internet desconectado, y a tirar palabras. Cuantas más
mejor.
Me lo voy a tomar como un ejercicio de productividad. El objetivo es
obtener un primer borrador para una novella
que tenga unas 40.000 palabras. No espero escribir las 40.000 en dos días, pero
me gustaría llegar a las 30.000 y dejar el esqueleto de la historia terminado
al acabar el segundo día. Currando doce horas al día son unas 1.200 palabras
por hora.
Ni que decir tiene que 15.000 palabras al día están muy
por encima de lo que yo suelo escribir. De
hecho, es diez veces más. Así que para tener éxito la historia tendrá que estar
muy bien planificada, y todo bastante controlado para que las palabras fluyan y
no me quede atascado.
Este tipo de ejercicios a veces reciben muchas
críticas de otros escritores. A mí me sedujo este artículo de Brian Keene que descubrí a través del blog de Tamara Romero y tengo muchas ganas de intentarlo. Yo no lo he probado nunca, pero la idea de
poder producir un primer borrador en dos días es demasiado sugerente como para
dejarla pasar. Y sí, ya sé que necesitará una revisión mucho más profunda de lo
que es habitual. Y sí, ya sé que el resultado probablemente no sea “alta
literatura”. Pero quiero verlo por mí mismo.
Informaré de las fechas exactas más adelante, y daré más información.
Desde aquí animo a otros escritores a que se apunten a la iniciativa. Puede ser
divertido y muy interesante compartir experiencias.
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