Te propongo un ejercicio entretenido. Imagínate que la historia de El Gran Gatsby de Fitzgerald fuera contada por el propio Gatsby en lugar de por Nick Carraway. Párate a pensar qué ocurriría si el narrador de Moby Dick no hubiera sido Ismael, sino el capitán Acab. Los hechos serían los mismos, pero la historia sería completamente distinta.
El protagonista no tiene por qué ser
necesariamente el mismo personaje que narre la historia. Se puede jugar con el
punto de vista y contar el relato a través de los ojos de un personaje que tan sólo
participa en los hechos de forma parcial. El ejemplo clásico es el Gran Gatsby, pero existen muchos más.
Moby Dick. Fuente, Wikipedia
Por ejemplo, me gustó mucho el uso que se hace del
punto de vista en la novela Cuando el río
suena, de Joe R. Lansdale. La trama arranca con el asesinato de una mujer
negra en un pequeño pueblo de Texas, durante la Depresión. El alguacil del
Condado ha de resolver el crimen en el contexto de las tensiones raciales entre
blancos y negros imperantes en la época. El propio alguacil es el
protagonista de la novela. Sin embargo, la historia la historia es narrada a
través de los ojos de su hijo, el primero que descubre el cadáver.
La elección del punto de vista en Cuando el río suena añade una buena cantidad
de matices. Al mismo tiempo que el niño descubre cosas sobre las
investigaciones del padre, aprende también sobre las difíciles relaciones entre
hombres de uno y otro color. A medida que el niño aprende, también lo hace el
lector, y de este modo la información se presenta de forma natural. Como
contrapartida negativa, se fuerza al escritor a buscar
excusas para justificar la presencia del niño en los momentos clave de la
historia, y en algunas ocasiones puede resultar algo forzado.
En el caso
de la literatura de terror quiero destacar El
modelo de Pickman, uno de los relatos más famosos de H. P. Lovecraft. Al
establecer una distancia entre el hombre que experimenta el horror –el verdadero
protagonista de la historia- a través de otro personaje, el escritor es capaz
de sugerir en lugar de mostrar. Este es un recurso bastante habitual en el
género durante la primera mitad del siglo XX.
Último ejemplo: Parque Jurásico de Michael Crichton. En el primer borrador de la
novela, Crichton decidió contar la mayor parte de la historia a través de los
ojos de un niño. Sin embargo, acabó por darse cuenta de que la voz de un niño
no era la más adecuada para las cuestiones que quería tratar en aquel libro.
Sencillamente, un niño no podía expresar las complejidades éticas y la crítica
social que Crichton quería transmitir. El novelista reescribió su novela,
dándole mucha más importancia al punto de vista adulto.
Como escritor, no deberías tener miedo a la hora
de experimentar con diferentes puntos de vista. Si tienes en mente una
buena historia, pero consideras que es algo convencional, prueba a variar el
punto de vista, de modo que no lo sea. Por ejemplo, ¿qué tal una novela negra
contada desde el punto de vista del muerto? ¿Tal vez una historia de terror
contada a través de las experiencias de una casa? ¿Quizá una historia de
infidelidades narrada por un vecino de la pareja?
La novelista de ciencia ficción Nancy Kress, nos
ofrece unos criterios muy interesantes que tener en cuenta a la hora de
elegir el punto de vista [1]:
1. ¿Quién
será el más dañado por los hechos de la trama? El personaje que más tiene que perder en una
historia es también el que ofrece mayor interés a nivel emocional.
2. ¿Quién
va a estar presente en el clímax de la novela? En el momento más importante de la historia, el
personaje que narra los hechos debería estar presente –y tener una buena razón
para ello- o el escritor se verá forzado a contar la mejor parte a través de un
testimonio secundario.
3. ¿Quién va
a sacar mayor partido del resto de escenas? No sólo el clímax es
importante, el novelista debe también tener en cuenta que toda la acción será
contada desde el punto de vista elegido. Por muy interesante que sea,
¿podrá participar este personaje en las escenas que conforman la novela?
4. ¿Quién
puede ofrecer una visión más interesante sobre la historia? En mi opinión,
éste es el punto clave. En Cuando el río
suena Lansdale consigue, mediante la elección de su punto de vista, dar al
lector una sensación de indefensión al mismo tiempo que ofrece una visión
inocente y fresca sobre el racismo (Kress dice esto mismo, refiriéndose a la
novela de Harper Lee, Matar a un ruiseñor).
En cambio, Michael Crichton renegó de usar un niño como punto de vista para
Parque Jurásico porque no le permitía tratar con la suficiente profundidad
los dilemas éticos de la manipulación genética.
5. ¿Desde
qué punto de vista a ti, como escritor, te gustaría contar la historia? Otra cuestión que no debe ser subestimada. Un
escritor debería sentirse cómodo habitando la piel del personaje que va a narrar
la historia. Puede resultar muy interesante ponerse tras los ojos de un
asesino, o escribir una novela sobre la Segunda Guerra Mundial contada desde el
punto de vista de un nazi convencido, pero de nada sirve si el autor no va a
ser capaz de usar esa voz para justificar y enriquecer la historia. Se sentirá
incómodo, la novela resultará forzada, y la calidad final de la obra se
resentirá.
Muchas novelas no usan un solo punto de vista,
sino varios. De este modo, el lector sabe de primera mano lo que está pasando
en cada momento y en cada lugar. Así se pueden seguir acciones que ocurren de forma
simultánea a medio mundo de distancia.
Sin embargo, en estas historias existe casi
siempre un protagonista. Éste será uno de los primeros personajes en aparecer,
y con el cual el lector se sentirá identificado. Sobre este personaje (y por lo
tanto, sobre su punto de vista) recaerá el peso de la trama, y por ello
la mayor parte de las cuestiones comentadas aquí también pueden aplicarse a
este caso.
[1] “Kress, N., The
best Pov for your story”, in The Complete
Handbook Of Novel Writing By Editors Of Writer's Digest, Writer’s Digest
Books, 2010.
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