“Asistí a la Universidad de Florida, no porque pensara que alguien pudiera enseñarme allí a escribir ficción (algo que llevaba queriendo hacer desde que era un crío), sino porque pensé que alguien podría enseñarme allí a ganarme la vida mientras yo me enseñaba a mí mismo a escribir ficción. Sin embargo, tras dos años ahogándome y agonizando entre la Verdad y la Belleza, dejé la Universidad por una moto Triumph. Me dirigí al oeste en una clara mañana de primavera con siete dólares y cincuenta y cinco centavos en el bolsillo y durante el año siguiente estuve en la cárcel de Glenrock, Wyoming; un indio blackfoot al que le faltaba una pierna me dio una paliza en una pelea justa en una reserva de Montana; fregué platos en Reno, Nevada; recolecté tomates en las afueras de San Francisco; un hombre que se creía Cristo me expulsó el demonio que llevaba dentro en un albergue de la YMCA de Colorado Springs y en Chihuahua, México, me hice amigo de un piloto aéreo mexicano obsesionado con las alforjas de motocicleta.”
Harry Crews
Así se presentaba en
1968 el novelista Harry Crews en la introducción de su primera novela, “El
cantante de Gospel”. Pero hay más. Antes de todo esto ya se había unido a los marines, había luchado en Corea y había perdido un hijo, que se ahogó al caerse a un pozo. Rich
Weidman recogió algunas anécdotas de Crews de la época en la que daba clases de
literatura en la Universidad de Florida:
“Por aquel entonces, Crews era ya una leyenda consagrada y los cotilleos sobre sus últimas hazañas se extendían a toda velocidad por el departamento de literatura. Ya fuera agarrándose una mierda impresionante con Tennessee Williams en Lillian’s Music Store o siendo arrestado en St. Augustine por subirse a la barra de un sórdido nightclub llamado Slip Disk Disco y mearse sobre un tipo que le había insultado, Crews siempre era capaz de poner las cosas interesantes”.[1]
Harry Crews, fuente.
Podría seguir y seguir,
porque sobre Crews, sobre él, sobre su obra, se podría escribir y se ha escrito
mucho (incluso una autobiografía). Pero Crews es sólo un exponente, quizá el
mejor, de un género prácticamente desconocido en España llamado Southern
Gothic. Desconocido porque parece que habla de cosas que nos pillan muy lejos.
La cultura sureña no llega a través de blockbusters
de Hollywood; y si llega, es casi siempre deformada hasta la parodia.
¿Qué es el Southern Gothic?
Sólo hay dos consensos. El primero es que se trata de literatura ambientada en
los espacios pequeños y aislados en el sur de los Estados Unidos. El segundo es
que las historias están centradas en la naturaleza de los personajes. “La
moralidad se pone en entredicho en muchos de ellos. Uno de los temas
principales del Southern Gothic es la inocencia –y el papel que juegan los
inocentes en el mundo- en su función de redentores”,[2]
normalmente sin éxito, cabría añadir, pues el mensaje final suele ser descorazonador.
Aparte de esto se trata de un género elusivo e inclasificable que abarca
prácticamente de todo.
El Southern Gothic habla de situaciones
extrañas, de pueblos perdidos y olvidados por la civilización, de los
miserables. Criaturas fronterizas, seres que quieren huir, estar en cualquier
lado menos en éste, pero que son incapaces porque les atrapa la tierra, la
tradición, los vicios o las costumbres. Los referentes culturales son distintos pero las
historias son las mismas. No hay gran diferencia entre estos dramas y aquellos propios de nuestra España más negra, la de Puerto Hurraco, la de las zonas rurales aisladas. Existen pocos héroes dentro del género;
todos los personajes son terribles, y son terribles porque son humanos.
“Mi madre, que era sureña
hasta la médula, me dijo en una ocasión que toda la literatura del Sur bien
podía resumirse en la siguiente frase: La noche en la que los cerdos devoraron
a Willie, mamá murió tras oír lo que papá le hizo a mi hermana” dice la
novelista Pat Conroy. Y Beth Henley lo define así: “Es una clase de
sensibilidad con luces y con sombras. Una especie de visión del mundo a lo
Grand Guignol”.[3]
White trash, rednecks,
hillbillies. Términos despectivos que se usan libremente en los (en otros aspectos)
tan políticamente correctos EEUU, y que vienen a ser otra forma de despreciar intelectualmente
a los que ya hemos marginado y apartado económica y socialmente. El Southern
Gothic es literatura sobre el Sur, escrita por hombres del Sur. Es violenta y
trágica, como la vida. No hay mejor ejemplo que las primeras frases de “Knockemstiff”,
de Donald Ray Pollock, uno de los mejores inicios que he leído nunca:
“Mi padre me enseñó a hacer daño a la gente una noche de agosto en el autocine Torch cuando yo tenía siete años. Era lo único que se le dio bien alguna vez.”
Otras características
En el Southern Gothic la
soledad, la alienación y la marginalidad son temas recurrentes. Estas
cuestiones no sólo se representan de forma interna, sino también externa.
Abunda lo grotesco, apenas existen los personajes normales dentro del género;
son todos únicos, extraños y disfuncionales.
“El cantante de góspel” de
Harry Crews es uno de los mejores ejemplos. El talento y la belleza del
cantante –cuya voz es capaz de convertir al instante a los fieles- le dan
popularidad y al mismo tiempo le aíslan de los demás. La fama inicialmente lo
aleja del pueblo, pero al final se descubre incapaz de escapar a su pasado. Su
propia percepción supersticiosa de Dios y su apetito sexual lo apartan aún más
y producen en él el sentimiento de alienación, la disociación constante entre
lo que es y lo que desea ser, entre lo
que dice y lo que hace. Su hermano, aquejado de una extraña enfermedad que le
provoca terribles quemaduras en la piel, también quiere huir del pueblo pero
carece de cualquier talento concreto. Los freaks, los personajes deformes,
enfermos o con taras de diversa índole son compañeros habituales de las novelas
de Southern Gothic, generalmente exteriorizando de este modo sus conflictos
internos.
En las historias también
pueden existir -o no- elementos
sobrenaturales o propios del realismo mágico. La magia en sí es un tema frecuente, la
mayoría de las veces en forma de superstición religiosa (de nuevo cabe citar “el
cantante de góspel”), pero también de forma mucho más manifiesta. Anne Rice,
que ambienta la mayor parte de sus historias en Nueva Orleans, narra la vida de
varias generaciones de mujeres en una familia con poderes especiales en la saga
de “Las brujas de Mayfair”. La novelista Poppy Z. Britte, al igual que Rice, aborda
el vampirismo y la espiritualidad dentro del gótico sureño en su novela “El
baile de los vampiros”. El vudú y su variante el hoodoo, por su pervivencia en
las regiones donde se ambientan las historias, también aparecen representados.
La violencia es además casi indisociable, y muchas de estas obras
pueden englobarse en los géneros mucho más amplios de la novela negra y
del terror. Y, si bien “A sangre fría” de Truman Capote es una obra que
pertenece claramente al Nuevo Periodismo, el ambiente, la descripción de los
personajes y la naturaleza extremadamente violenta del crimen la convierten en
un buen ejemplo de Southern Gothic.
Por último, otros
elementos comunes pero que se citan de forma menos frecuente en las
descripciones del género son los conflictos
familiares y las tensiones raciales.
Ambos aparecen en parte obligados por los espacios en los que transcurren las
historias, pueblos pequeños donde todo el mundo se conoce y en los que coexisten
comunidades de blancos y negros. No hay que olvidar que muchas de las novelas de Southern Gothic están
escritas o ambientadas en la época en la que la concesión de derechos a los
negros en Estados Unidos era un tema muy candente.
¿Dónde?
Resulta difícil encontrar
ejemplos de Southern Gothic traducidos al castellano. Autores como Dorothy
Allison (Trash, Bastard out of Carolina) sólo están disponibles en inglés. Tal vez uno de los motivos sea la supuesta barrera intelectual y geográfica que nos
separa del Sur de los Estados Unidos. Pero hay excepciones. Algunos que podrían
englobarse dentro del género sí son ampliamente conocidos, gente como William
Faulkner, Flannery O’Connor, Harper Lee, Truman Capote y Tennessee Williams. Hay
un par de escritoras que tienen algunas novelas que tocan aspectos del Southern
Gothic que ahondan más en lo sobrenatural, como Anne Rice y Poppy Z. Brite, que
han alcanzado la popularidad en nuestro país. Y luego está Cormac McCarthy: “No
es país para viejos” (2005) y “La Carretera” (2006) han sido un éxito mundial
de crítica y de público.
A continuación me voy a atrever a hacer una
pequeña compilación de cinco autores de Southern Gothic traducidos al
castellano. El género está muy abierto a la
interpretación y dista mucho de constituir una categoría unificada, así que me
limitaré a incluir a un puñado de ellos que me han llamado la atención. Incluyo
obras publicadas y links a las webs de cada una de las editoriales cuando ha
sido posible. Espero que os resulte de utilidad:
Harry Crews
Crews tiene una extensa bibliografía,
pero hasta donde yo sé sólo existen dos obras traducidas al castellano, ambas publicadas recientemente por
la editorial Machado. En su blog figura además como próxima publicación
la autobiografía “Harry Crews: Una infancia”. Desde aquí quiero felicitarles
por el estupendo trabajo realizado y por sus esfuerzos para sacar a este autor
del anonimato entre los lectores españoles.
El Cantante de Gospel (Machado, 2012): Primera novela de Crews. El
cantante de Gospel regresa a Enigma, su pueblo, para ofrecer un recital. Allí
ha de volver a enfrentarse con todo aquello que dejó atrás, su extraña familia
y el asesinato de su novia. Le sigue un circo de freaks que vive a la sombra de
su éxito, y un mánager que esconde más de un secreto. Por cierto, por muchas
razones este libro me recuerda a “Cuernos”, de Joe Hill, aunque “El cantante de
góspel” me parece muy superior.
Cuerpo (Machado, 2011): Russel Morgan, un fisioculturista de Georgia, transforma a Dorothy, una
chica sin mucha gracia, en una gran belleza capaz de competir en el concurso de
Miss Cosmos. Sin embargo, su grotesca y estrambótica familia se presentará en el
hotel sin haber sido invitados.
Donald Ray Pollock
Pollock empezó a escribir
tarde. Abandonó los estudios y trabajó en una planta cárnica y en una fábrica
de papel hasta que, ya siendo cincuentón, se graduó en un programa de escritura
creativa impartida en la Universidad Estatal de Ohio. Ha publicado tan sólo dos
novelas, pero han sido traducidas a múltiples idiomas. Tenemos la suerte de que
entre ellos se encuentre el castellano.
Knockemstiff (Libros del Silencio, 2011): Éste es el nombre del pueblo
donde trascurren varios relatos que se interrelacionan entre ellos, “una
hondonada en mitad de ninguna parte a la que a duras penas se puede otorgar la
categoría de pueblo. Un lugar del que parece imposible huir y en el que la
fatalidad, la desidia y la incapacidad de reescribir el propio destino parecen
transmitirse por vía genética.” Cargado de historias que parecen disparos de
trayectoria corta, Knockemstiff sí ha tenido bastante éxito en España.
El diablo a todas horas (Libros del Silencio, 2012): Southern Gothic combinado con
novela negra. Willard Russell, veterano de la Segunda Guerra Mundial, descubre
que su mujer va a morir de cáncer. Consagra su vida a Jesús, monta un altar en
mitad del bosque y empieza a orar. Con el tiempo sus prácticas se irán
volviendo más y más sangrientas, e irá involucrando cada vez más a su propio
hijo en el proceso.
Joe R. Lansdale
Este autor tejano ha escrito
novelas de géneros muy diversos, pero sobre todo destaca por sus obras de
terror y de género negro. También se ha dedicado al cómic y a los guiones
cinematográficos. Varias de sus novelas se han adaptado al cine, incluyendo
Bubba Ho-Tep, una historia delirante en la que un anciano Elvis Presley
(interpretado por el mítico Bruce Campbell) tiene que enfrentarse en los
pasillos de un geriátrico a una antigua momia egipcia reanimada.
Mucho mojo (Thassalia, 1995): Leonard y su amigo Hap limpian la casa de tío
Chester. Allí encuentran un esqueleto cubierto de revistas pornográficas que ponen
en relación una serie de asesinatos de niños no resueltos. Ambos se proponen
investigar los crímenes y de este modo mantener limpio el nombre del tío
Chester. Este libro es difícil de encontrar, pero todavía se puede adquirir a
través de Amazon.
Cuando el río suena (RBA, 2003): El joven Harry
Crane descubre el cuerpo de una mujer negra desnuda y atada a un árbol con
alambre de espino. Su padre investigará el crimen, en medio de un ambiente de
tensión racial constante y amenazas veladas.
Carson McCullers
McCullers no sólo escribió
novela, también teatro, poesía y ensayo. Su bisabuelo era el dueño de una
plantación y luchó durante la Guerra de Secesión en el bando confederado. Quiso
dedicarse al piano, pero empezó a escribir con quince años y acabó siendo una
autora muy popular. De ella Graham Greene dijo que junto con Faulkner “eran los
únicos escritores desde la muerte de H. D. Lawrence con una sensibilidad
poética genuina. Prefiero a McCullers antes que a Faulkner porque escribe con
más claridad; La prefiero a Lawrence porque carece de mensaje”.[4]
El corazón es un cazador solitario (Seix Barral, 2001): Primera
novela de McCullers, escrita cuando sólo tenía 23 años. La historia nos
traslada a una pequeña ciudad en la década de los cuarenta, donde viven una
serie de personajes cuyo nexo de unión es la soledad y en su búsqueda de
consuelo a través de la figura de John Singer, un hombre sordomudo que, paradójicamente,
es el único que sabe escucharlos y el que mejor les comprende. Es considerada
una de las obras más importantes de la narrativa contemporánea.
El aliento del cielo (Seix Barral, 2007): Una obra muy recomendable que además de comprender
la totalidad de sus relatos, también incluye tres novelas cortas, “Reflejos en un ojo dorado”, “La balada del café triste” y “Frankie y la boda”.
Michael McDowell
McDowell fue un experto en la
narración de historias de terror ambientadas en el Sur. Cargados de elementos
sobrenaturales, sus obras fueron alabadas por autores de la talla de Stephen
King, que lo definió en una ocasión como “el mejor escritor de primeras
ediciones de bolsillo que existe en América hoy día”.[5]
Nació en Alabama en los años cincuenta y fue un ávido coleccionista de objetos
relacionados con la muerte, con los que llegó a llenar setenta y seis cajas.
Cuando falleció se encontraba trabajando era una secuela de la película
Beetlejuice, entre otros proyectos.
Voces del silencio (Minotauro, 2009): En un viaje a Nueva Orleans, el
padre de Calley Dakin es secuestrado, asesinado y descuartizado por dos mujeres
sin que exista para ello ninguna motivación aparente. Tras ello, Calley y su
madre se mudarán a Pensacola, y allí la niña comenzará a oír voces de otro
mundo. Finalizada
por la novelista Tabitha King tras su muerte, “Voces del silencio” es el único
libro de McDowell traducido al castellano.
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Fuentes
[1]http://harrycrews.wordpress.com/2012/08/30/out-of-the-gates-slowly-bleeding-the-life-times-of-harry-crews/ (traducción propia).
[2] http://www.oprah.com/oprahsbookclub/Southern-Gothic-Distinguising-Features
(traducción propia).
[3] http://www.mccarter.org/crimesoftheheart/html/southerngothic.html
(traducción propia).
[4] http://en.wikipedia.org/wiki/Carson_McCullers
(traducción propia).
[5] http://en.wikipedia.org/wiki/Michael_McDowell_%28author%29
(traducción propia).
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